La Semana Santa de este año ha servido para que Calella acogiera una edición del Carpe Birrem, un festival itinerante de cerveza artesana. Como todo festival de este tipo, los que nos gusta la cerveza artesana pudimos probar, sobretodo, lo que hacen las cerveceras locales.
Primero, probé la IPA Julián Gorospe (de Catalan Brewery), bastante lupulada, como es lógico en el estilo de cerveza. De aromas florales y fruta, tiene un gusto con reminiscencias al lichi.
Después, probé una Pale Ale de la Popaire. Me ha parecido una cerveza que tenía unos puntos dulces, acaramelados.
Por último, vino una Blonde de la Popaire. Refrescante, con gusto de cereales y fruta seca: encontré que dejaba en la boca, el sabor de las pipas de girasol.
Y para acompañar la cerveza, nada mejor que la comida. Un puñado de foodtrucks permitieron escoger lo que se quería deglutir.
Personalmente. comí unas empanadas argentinas escandalosamente buenas, del Magoya. Nunca había comido unas empanadas tan jugosas ni tan llenas. Con dos (una de atún y otra de ternera) almorcé muy bien.
Primero, probé la IPA Julián Gorospe (de Catalan Brewery), bastante lupulada, como es lógico en el estilo de cerveza. De aromas florales y fruta, tiene un gusto con reminiscencias al lichi.
Después, probé una Pale Ale de la Popaire. Me ha parecido una cerveza que tenía unos puntos dulces, acaramelados.
Por último, vino una Blonde de la Popaire. Refrescante, con gusto de cereales y fruta seca: encontré que dejaba en la boca, el sabor de las pipas de girasol.
Y para acompañar la cerveza, nada mejor que la comida. Un puñado de foodtrucks permitieron escoger lo que se quería deglutir.
Personalmente. comí unas empanadas argentinas escandalosamente buenas, del Magoya. Nunca había comido unas empanadas tan jugosas ni tan llenas. Con dos (una de atún y otra de ternera) almorcé muy bien.
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