2018 queda como el año en que "Arrels del Vi" tiene presencia también en Barcelona.
Esta fiesta de la D.O. Empordà se ha celebrado siempre en tierras empordanesas. En Castelló d'Empúries se realiza la gran celebración. Pero han decidido traer las maravillas que hacen hasta Barcelona, para que podamos degustar unos vinos que no son habituales en restaurantes de la ciudad condal, porque parece que la calidad del local se mida por el porcentaje de "Rioja" y "Ribera del Duero" de la carta.
Un grupo generoso de bodegas, en el Palau de Mar de Barcelona, expuso sus producciones, para ser degustadas.
La verdad es que se podía hacer una amplia degustación, de diferentes variedades y bodegas... Pero, personalmente, opté por desgustar una delicia empordanesa que me encanta: la Garnatxa de l'Empordà.
Es un vino dulce que sirve tanto para aperitivos como para acompañar postres, haciendo que esta parte del menú tenga su vino apropiado. Y la D.O. Empordà acoge a unos vinos dulces extraordinarios.
De estos maravillosos vinos, quisiera destacar a tres que me gustaron especialmente.
Uno, el "Sol i Serena" de Cellers d'en Guilla , un vino que se deja durante 3 años en damajuanas a sol y serena en un primer proceso que lo convierte en una Garnatxa ideal para el aperitivo. Después, algunos de ellos pasan a barrica, donde se convierten en un vino para postres, pasando a ser el "Garnatxa" que no pude degustar.
El segundo, el "Torre de Capmany Garnatxa" de celler Pere Guardiola, un vino que conserva una forma de hacer de generaciones y, por tanto, unos aromas y puntos que son los clásicos en la Garnatxa de l'Empordà.
Y el "Sinols Garnatxa" de Empordàlia... ¡Era pura miel!!!! Dulce néctar nada empalagoso. Era muy fresco y ligero. El que más me gustó de todas las Garnatxes que degusté.
Para acompañar los vinos, productos importantes del Empordà como las anxoves de l'Escala.
Esta fiesta de la D.O. Empordà se ha celebrado siempre en tierras empordanesas. En Castelló d'Empúries se realiza la gran celebración. Pero han decidido traer las maravillas que hacen hasta Barcelona, para que podamos degustar unos vinos que no son habituales en restaurantes de la ciudad condal, porque parece que la calidad del local se mida por el porcentaje de "Rioja" y "Ribera del Duero" de la carta.
Un grupo generoso de bodegas, en el Palau de Mar de Barcelona, expuso sus producciones, para ser degustadas.
La verdad es que se podía hacer una amplia degustación, de diferentes variedades y bodegas... Pero, personalmente, opté por desgustar una delicia empordanesa que me encanta: la Garnatxa de l'Empordà.
Es un vino dulce que sirve tanto para aperitivos como para acompañar postres, haciendo que esta parte del menú tenga su vino apropiado. Y la D.O. Empordà acoge a unos vinos dulces extraordinarios.
De estos maravillosos vinos, quisiera destacar a tres que me gustaron especialmente.
Uno, el "Sol i Serena" de Cellers d'en Guilla , un vino que se deja durante 3 años en damajuanas a sol y serena en un primer proceso que lo convierte en una Garnatxa ideal para el aperitivo. Después, algunos de ellos pasan a barrica, donde se convierten en un vino para postres, pasando a ser el "Garnatxa" que no pude degustar.
El segundo, el "Torre de Capmany Garnatxa" de celler Pere Guardiola, un vino que conserva una forma de hacer de generaciones y, por tanto, unos aromas y puntos que son los clásicos en la Garnatxa de l'Empordà.
Y el "Sinols Garnatxa" de Empordàlia... ¡Era pura miel!!!! Dulce néctar nada empalagoso. Era muy fresco y ligero. El que más me gustó de todas las Garnatxes que degusté.
Para acompañar los vinos, productos importantes del Empordà como las anxoves de l'Escala.
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