Si la Festa Major de Gràcia no existiese, se tendría que inventar algo para traer todo el entretenimiento que ofrece durante unos cuantos días de agosto a los que nos quedamos en la ciudad.
Las calles decoradas, este año, muestran un altísimo nivel y la gastronomía está presente.
La calle Joan Blanques de Baix, ha recreado el mundo de las abejas, productoras de la deliciosa miel.
La calle Verdi, por su parte, ha traído a la antigua Roma, en la que el vino tenía gran importancia.
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