1 nov 2017

Girona Excel·lent

De las cosas buenas que se hacen en el Mercat de Mercats (y se hacen muchas), las charlas sobre gastronomía son mis preferidas.

Y si quien las hace es Pep Nogué, el conocimiento está asegurado.



Nos habló de "Girona Excel·lent", un sello agroalimentario para productos de las comarcas de Girona. Antes de tenerlo (no para siempre, sino por un tiempo determinado) los productos se tienen que someter a unas catas a ciegas para determinar la calidad y el merecimiento del sello. Esta distinción trata de defender al territorio, los productores, los orígenes de los productos y la manera de hacerlos.

Catalunya, en general, a pesar de ser un territorio pequeño, dice Nogué, tiene un cojunto de microclimas que permiten producciones diferenciadas. Y gracias a los pequeños productores, se ha pasado de producir poca variedades de queso a casi 400 diferentes. Con la cerveza, lo mismo, pues en quince años se ha pasado de cero a 100 cervezas artesanas diferentes. Ser artesano no es hacerlo todo a mano y solo. Un artesano tiene un buen elemento, una buena técnica y, óbviamente, usa maquinaria o técnica que le permita mejorar.

E hicimos unas catas de productos, maridados con la bebida adecuada.


Comenzamos con una maravillosa anchoa de l'Escala con un gusto delicado, un aroma a mar delicioso y una textura carnosa. Esto es fruto de un tiempo de curación que depende de cada anchoa y del cuidado con el que se trata al producto: se envasa a mano.

Para acompañarla, probamos una delicada sidra (Mooma) que se hace con manzana IGP Girona.


Acto seguido, vino un foie salé extraordinario. Es un foie de pato que, una vez limpio, se cura con sal, no está cocido. El gusto era muy fino, sin la presencia de gusto a hierro que tienen muchos patés. Nos encontramos ante una pieza que en boca parecía mantequilla, se fundía.

La compañera de baile fue una cerveza Marina, muy fresca, con aromas frutales y florales debidos al lúpulo.



La tercera pieza que probamos fue un queso La Balda. Un queso buenísimo de pasta blanda hecho con leche cruda de vaca. tenía un aroma de sotobosque combinado con mantequilla.

El queso vino acompañado de un Maragda, un vino blanco joven hecho con Macabeu y Garnatxa blanca. Refrescante y limpió muy bien la boca.


No querría dejar pasar una anotación que hizo Pep Nogué como advertencia: aunque el consumo de queso de asocia al vino negro, el 90% de quesos tiene que ir acompañado de vino blanco.

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