Para alguien que es de la Barceloneta y tiene más de treinta y cinco años, el panorama gastronómico del barrio es desolador.
Antes podíamos decir con orgullo que no se comía mejor que en la Barceloneta y era difícil escoger un lugar cuando se nos pedía una recomendación, pues había mucho entre lo que escoger. Pero ahora...
Ahora es difícil escoger por la falta de "Gusto Barceloneta": demasiados restaurantes que piensan en el turista y ofrecen comida que no honra al barrio... Y los de toda la vida van cayendo...
Restaurante de la Barceloneta desde el 1921, es de los pocos que conservan la esencia del barrio:
Donde sirven una sangría de las que se tiene que ir con cuidado porque es un néctar que entra sin dificultad...
Unos mejillones de roca al vapor deliciosos y jugosos...
Unos calamares a la romana tiernos; unas croquetas caseras de verdad (en las que se aprecia el perfume de la nuez moscada), unos buñuelos de bacalao en los que se notava el pescado; y unos boquerones fritos limpios y con gusto... todo nada grasiento...
El arroz negro, de lágrima, como mandan los cánones, en el punto justo, acompañado de un all i oli de reverencia...
De postre, una crema catalana en absoluto empalagadora...
Y para hacerlo bajar, un orujo de hierbas fue un buen final.
El reencuentro con el del "Gusto Barceloneta" me llenó de felicidad como hacía tiempo que no lo experimentaba en un restaurante. Todavía hay esperanza...
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