Dentro de los actos realizados en el Cook and Travel Fest, hubo una mesa redonda sobre lo "Glocal" (palabra que se usa para hablar de la conjunción de lo Global con lo Local) en la cocina.
Moderados por Josep Sucarrats (director de la revista Cuina), los participantes fueron Adam Martín (periodista), Dominique Heathcote (cocinera), Óscar Gómez (periodista y blogger), Joel Serra (creador de la app Papalosophy) y Núria Bàguena (divulgadora gastronómica).
Adam Martin inició la charla mencionando la quinoa. Este ingrediente, ahora considerado un superalimento, es el paradigma del producto que tenemos que usar para reflexionar sobre nuestras elecciones alimentarias, pues éstas tienen repercusiones a muchos niveles: el precio de la quinoa en los países de origen (donde es alimento básico de la mayoría de la población), se ha encarecido por la demanda mundial, así que el boom de la quinoa ha comportado que muchas zonas tengan problemas para adquirir alimentos que les son básicos; además, se ha de considerar la huella ecológica que comporta su transporte cuando, por propiedades, podríamos encontrar al lado productos similares.
Dominique, com que es inglesa, fue preguntada sobre cómo ha cambiado la comida en su país. Afirmó que en 15 años ha mejorado la alimentación en Inglaterra, un lugar que sí tiene una gastronomía propia, con una particularidad: que ha ido absorbiendo platos, recetas y procedimientos del exterior.
Relacionado con las dos intervenciones anteriores, Óscar explicó que el valor dado a la cocina tradicional va cambiando con las generaciones: los jóvenes la valorarán de forma diferente a la nuestra, al igual que nosotros lo hacemos diferente a nuestros padres. Las modas, además, pasan, pero siempre dejan un poso. El peligro es como se hace la absorción cultural de nuevos productos y preparaciones.
Joel, que tiene una plataforma que sirve para que los extranjeros puedan comer en casa de gente local, se encuentra que hay platos típicos, pero que, también, los anfitriones ofrecen cosas diferentes a los platos que los turistas se esperan encontrar, adoptando recetas de fuera. Él viene de Nueva Zelanda, donde nació, y Australia, donde creció, países muy jóvenes, sin cultura gastronómica, donde hay una mezcla culinaria producto de las diferentes olas migratorias que hubor.
Núria Bàguena (qué descubrimiento personal: un placer escucharla y aprender de ella) mencionó los mercados como punto de entrada de las novedades. Defendió que la cocina de un lugar no es ni una receta ni un producto, sino la carga simbólica que se le da a algo. Como ejemplo puso los canelones: en Italia son un plato más, pero en Catalunya son símbolo de fiesta mayor y celebración, así pues, los canelones entran a formar parte del ideario tradicional de la cocina catalana.
Josep hixo una intervención muy acertada: actualmente, mucho del starsystem de la cocina en Catalunya no practica una cocina de raíz catalana. ¡Verdad!
Núria acabó diciendo que hay un corpus de cocina catalana, pero que no está bien hecho, falta un trabajo de campo, así como un inventario de las recetas. ¡Ah! Y que una receta no se puede seguir al pie de la letra, pues la cocina no es matemática (los productos no tienen siempre el mismo gusto, las harinas no tienen siempre el mismo grado de humedad...) y si lo fuese, perdería mucho hecho cultural: adaptación a los gustos particulares, por ejemplo, pues los canelones de fiesta mayor tienen muy poca cosa en común, pero son particulares de cada casa.
Y la última intervención de Adam, fue para defender la cocina tradicional: es un dique de contención para frenar los uniformizadores como McDonald's o Burger King.
Moderados por Josep Sucarrats (director de la revista Cuina), los participantes fueron Adam Martín (periodista), Dominique Heathcote (cocinera), Óscar Gómez (periodista y blogger), Joel Serra (creador de la app Papalosophy) y Núria Bàguena (divulgadora gastronómica).
Adam Martin inició la charla mencionando la quinoa. Este ingrediente, ahora considerado un superalimento, es el paradigma del producto que tenemos que usar para reflexionar sobre nuestras elecciones alimentarias, pues éstas tienen repercusiones a muchos niveles: el precio de la quinoa en los países de origen (donde es alimento básico de la mayoría de la población), se ha encarecido por la demanda mundial, así que el boom de la quinoa ha comportado que muchas zonas tengan problemas para adquirir alimentos que les son básicos; además, se ha de considerar la huella ecológica que comporta su transporte cuando, por propiedades, podríamos encontrar al lado productos similares.
Dominique, com que es inglesa, fue preguntada sobre cómo ha cambiado la comida en su país. Afirmó que en 15 años ha mejorado la alimentación en Inglaterra, un lugar que sí tiene una gastronomía propia, con una particularidad: que ha ido absorbiendo platos, recetas y procedimientos del exterior.
Relacionado con las dos intervenciones anteriores, Óscar explicó que el valor dado a la cocina tradicional va cambiando con las generaciones: los jóvenes la valorarán de forma diferente a la nuestra, al igual que nosotros lo hacemos diferente a nuestros padres. Las modas, además, pasan, pero siempre dejan un poso. El peligro es como se hace la absorción cultural de nuevos productos y preparaciones.
Joel, que tiene una plataforma que sirve para que los extranjeros puedan comer en casa de gente local, se encuentra que hay platos típicos, pero que, también, los anfitriones ofrecen cosas diferentes a los platos que los turistas se esperan encontrar, adoptando recetas de fuera. Él viene de Nueva Zelanda, donde nació, y Australia, donde creció, países muy jóvenes, sin cultura gastronómica, donde hay una mezcla culinaria producto de las diferentes olas migratorias que hubor.
Núria Bàguena (qué descubrimiento personal: un placer escucharla y aprender de ella) mencionó los mercados como punto de entrada de las novedades. Defendió que la cocina de un lugar no es ni una receta ni un producto, sino la carga simbólica que se le da a algo. Como ejemplo puso los canelones: en Italia son un plato más, pero en Catalunya son símbolo de fiesta mayor y celebración, así pues, los canelones entran a formar parte del ideario tradicional de la cocina catalana.
Josep hixo una intervención muy acertada: actualmente, mucho del starsystem de la cocina en Catalunya no practica una cocina de raíz catalana. ¡Verdad!
Núria acabó diciendo que hay un corpus de cocina catalana, pero que no está bien hecho, falta un trabajo de campo, así como un inventario de las recetas. ¡Ah! Y que una receta no se puede seguir al pie de la letra, pues la cocina no es matemática (los productos no tienen siempre el mismo gusto, las harinas no tienen siempre el mismo grado de humedad...) y si lo fuese, perdería mucho hecho cultural: adaptación a los gustos particulares, por ejemplo, pues los canelones de fiesta mayor tienen muy poca cosa en común, pero son particulares de cada casa.
Y la última intervención de Adam, fue para defender la cocina tradicional: es un dique de contención para frenar los uniformizadores como McDonald's o Burger King.
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